¡Mamá estoy aburrido!
¿Y que hacemos cuando uno de nuestros hijos se queja con nosotros porque está aburrido? La mayoría de las veces tendemos a darle una respuesta que entrega ideas acerca del cómo no aburrirse. Sin embargo, alguna vez te has cuestionado, ¿para que sirve el aburrirse? Todos sabemos lo que significa, es decir una incomodidad pasajera por no tener nada que nos distraiga, que incluso, a veces la evitamos comiendo, hablando demás, etc. En otras palabras, es un estado que intentamos evitar, y así es como le regalamos un salvavida a nuestro hijo, además de sacarlo de encima.
Pero ¿qué ocurre cuando un niño está aburrido? Esta instancia es la que permite dar inicio al proceso de creación. Por creatividad entendemos una disposición a elaborar nuevas ideas para transformar nuestro entorno, según plantean Stenberg y Lubart. Entonces el problema no está en que nuestro hijo este aburrido, aquello es normal y deseable que ocurra, el tema está en nuestras respuestas que impiden que tome curso un proceso espontáneo de creación.
Por lo tanto, como padres tenemos el deber de estimular a nuestros hijos, desde las primeras etapas de su vida, a que aprendan a pensar por si mismos y generar ideas creativas, con el fin de favorecer el aprendizaje.
Es importante empezar a muy temprana edad, ya que nuestros primeros años de vida representan el mayor y desbordado crecimiento de conexiones neuronales. En la medida que vamos creciendo, las experiencias, vivencias y conocimientos adquiridos son los responsables de hacer las conexiones neuronales y fortalecer aquellas que más utilizamos, y podar aquellas que se debilitan por su baja utilidad. Esta plasticidad neuronal que permite la poda, y por ende, la reorganización para adaptarse y aprender de manera más eficiente ocurre hasta el final de la adolescencia.
¿Cómo podemos fomentar la creatividad de los niños?
- Libertad por explorar y desarrollo de la imaginación, déjalos que piensen ideas absurdas, diferente a las acostumbradas. Generemos conversaciones descabelladas, recuerda que las ideas locas son las innovadoras. Con los más pequeños evitemos darle un modelo del cómo usar su nuevo juego, primero déjale que explore y que pruebe todas las posibilidades. Bienvenido el mundo de la fantasía, de las hadas donde las varitas mágicas transforman el agua del baño en helado!
- Atrevernos a equivocarnos, para entrar en el mundo de la imaginación y creatividad debemos estar en un contexto seguro que potencie las ideas extrañas, que pueden ser erróneas, sin tener la exigencia de hacerlo bien.
- Bienvenido sea el aburrirse, a los niños se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos, por lo mismo no interrumpamos un proceso que se da de forma natural y espontánea. No le dé la solución a su estado incómodo.
- Limitar los juegos que nos desconectan de la creatividad, los videojuegos son un muy buen ejemplo ya que quedamos en una posición pasiva que amenaza nuestro proceso creativo. A diferencia de los juegos no estructurados, como pintar, lego libre, plastic Jugar es el mejor medio para darle espacio a la imaginación, además de permitir la expresión de las emociones de los más pequeños.
- Valorar la creatividad, el sentirse creativo aumenta la autoestima y viceversa, ya que cuando la autoestima es positiva es más fácil atreverse a crear. Por lo tanto, un contexto familiar que permite y valora que los niños exploren, se aburran, hagan experimentos y cosas de manera distinta, aumentaran el potencial creativo y autoestima de sus hijos.
¿Y con cuál de las anteriores te puedes comprometer para cooperar en generar espacios de creatividad en tu contexto familiar?
Anita Ovalle M.
Psicóloga y Supervisora Clínica